Todos los audífonos utilizan las mismas partes básicas para transmitir los sonidos del entorno a su oído y hacerlos más fuertes. La mayoría de los audífonos son digitales y todos funcionan con una pila de audífono tradicional o una pila recargable.

Incluyen pequeños micrófonos que recogen sonidos del entorno.

Un chip de computadora con un amplificador convierte al sonido entrante en código digital. El chip analiza y ajusta el sonido en función de su pérdida auditiva, sus necesidades auditivas y el nivel de los sonidos que rodean.

Las señales amplificadas luego se convierten nuevamente en ondas de sonido y se envían a sus oídos a través de parlantes, a veces llamados receptores.

Los audífonos varían mucho en precio, tamaño, características especiales y la forma en que se colocan en el oído:

- Completamente en el conducto: Un audífono moldeado para caber dentro del conducto auditivo. Mejora la pérdida auditiva de leve a moderada en adultos.

- En el conducto: Un audífono moldeado a medida y encaja parcialmente en el conducto auditivo.

- En el oído: Se fabrica a medida en dos modelos; uno que llena la mayor parte del área en forma de cuenco del oído externo (carcasa completa) y otro que llena solo la parte inferior (media carcasa). Ambos son útiles para personas con pérdida auditiva leve a severa.

- Detrás de la oreja: Se engancha en la parte superior de la oreja y se apoya detrás de ésta. Un tubo conecta el audífono a un auricular que encaja en el conducto auditivo. Este tipo es apropiado para personas de todas las edades y personas con casi cualquier tipo de pérdida auditiva.

- Receptor en el oído: Similar al anterior, solo que un cable diminuto, en lugar de un tubo, conecta la pieza detrás de la oreja al altavoz o receptor.